Al principio era sólo la Pampa, el sol, la luna y las sierras hacia el horizonte. Ah! Y nuestro Río Sauce Grande, que en lengua indígena quiere decir Hueyque Leufú. Claro, aunque en aquella época no tenía nombre, porque los nombres no existían aún, todo era desierto.

Dios, qué es amor, no quiso ser Él sólo con su paisaje y decidió crear la vida. Fue asi que nacieron las primeras plantas y los primeros animales.

Entonces la tierra comenzó a poblarse de enormes bestias, feroces algunas, muy pesadas y lentas otras. Saurios, reptiles, erizos, gliptodontes, milodontes, y muchas especies primitivas fueron los dueños de la Pampa. Musgos, algas y helechos gigantes eran las primeras plantas. Luego vinieron los juncos, las espadañas, hierbas y gramíneas.

sierras de la ventana

Pero Dios no estaba conforme aún. Él era la creación y faltaba mucho por hacer.

Era la paz y la libertad y aún no las había creado. Él era el canto, la alegría y el trabajo, y aún no los había creado. Él era la razón y aún no estaba creada.

Un día Dios se detuvo a descansar y a meditar sobre las Sierras del Pillahuincó en la actual Sierra de la Ventana.

Amanecer sobre el valle del Sauce Grande
Amanecer sobre el valle del Sauce Grande

Fue entonces qué pensó en la libertad, y creó a los pájaros. Pensó en el trabajo y creo a una pareja de horneros. Pensó en el canto y creó una pareja de calandrias. Pensó en la paz y creó una casal de palomas torcazas. Después siguió.

Hornero en Sierra de la Ventana
Hornero

Ahora había que ponerlos a resguardo de los grandes animales. Entonces formó un tala para que en sus ramas los horneros construyeran las primeras casas, un caldén para que las calandrias se posen a cantar, un chañar para que los las torcazas aniden, pero algo faltaba, aún no estaba conforme.

Dispuso que algún día su obra final sería la criatura hecha a su imagen y semejanza, pero ya llegaría ese tiempo. Antes le quedaban otras por hacer.

Dios pasó toda una noche pensando a orillas de nuestro río en la Comarca, que como ya dijimos no tenía nombre aún. Decidió al final, crear un árbol muy verde, grande y frondoso, con abundantes ramas. En él, anidarían y vivirían libremente todos los pájaros. Su gorjeo sería un canto a la creación.

Ese árbol debía reinar sobre los demás en la Comarca del Pillahuinco.

Al amanecer, una hermosa planta apareció en las barrancas del río. Y Dios dijo: “que en su follaje los pájaros celebran la vida, y que bajo su sombra, algún día descanse la razón”.

Y mando el Creador que la savia de sus ramas fueran medicinales, para que los seres que después vendrían, calmaran a sus dolores. (de allí proviene la aspirina).

Y llego entonces el tiempo de la razón, cuando un hombre y una mujer descansaron por primera vez bajo su sombra.

Y después fueron más… Fue el amor, fue la vida y fueron las voces de aquellos primeros hombres y mujeres que llamaron “Sauce” al árbol, y “Sauce Grande” a nuestro río en Sierra de la Ventana.

La creación había terminado, entonces Dios descansó.

Río Sauce Grande en Sierra de la Ventana
Río Sauce Grande en Sierra de la Ventana