La flora y la fauna de Sierra de la Ventana está determinada en forma excepcional por sus características particulares de clima, altitud y promedio de lluvias, que contrastan con el resto de la región pampeana austral.

A lo largo de sus 180 kilómetros de extensión, 70 kilómetros de amplitud, y con elevaciones que alcanzan los 1240 metros, estas sierras se convirtieron en una verdadera isla de biodiversidad, albergando entre muchas especies, a algunos endemismos como el Llantén o Pino Plateado (Plantago Bismarcki), la Festuca Ventanícola, la Mostacillastrum Ventanense, el Senecio Ventanensis, la Margarita de las Sierras (Grindelia Ventanensis), la Iguana de Cobre (Pristidactylus casuhatiensis), o el Sapito de las Sierras (Melanophryniscus stelzneri ssp).

En los roquedales, y gracias a la pureza reinante del aire, se observan numerosos líquenes (simbiosis de hongos y algas) y varias plantas resistentes a las sequías, además de algunos campos de helechos en las zonas de penumbra de profundas quebradas. También se encuentra una especie particular de orquídeas (Brachystele dilatata) formando algunos manchones por agrupamiento.

En contraste con las especies endémicas, existe un desplazamiento del pastizal pampeano serrano, por árboles exóticos (como el pino) introducidos a inicios del siglo XIX, y por especies plaga como la vistosa y aromática retama que invadió el sector del Abra de la Ventana, que fueron dando lugar a un reemplazo tanto de flora como de fauna autóctona. En el caso de especies animales alterando el ecosistema originario, se encuentran los caballos salvajes o cimarrones introducidos en la reserva del Parque Provincial Ernesto Tornquist, causando con su pisoteo un daño al suelo, y alimentándose del pastizal.

También se encuentran introducidos en algunas estancias, algunas variedades de ciervos, en la mayoría de los casos en cotos de caza. También cabras en establecimientos rurales, carpinchos y lagartos overos en las márgenes del Río Sauce Grande. Otros que vale hacer mención son los grupos de ñandús, zorros, zorrinos, mulitas, vizcachas y peludos.

Una particularidad de las especies endémicas de Ventania, es que se las encuentran en una franja de altitud que supera los 700 metros sobre las sierras. Allí, es donde se encuentra entre los roquedales húmedos, al Sapito de las Sierras con su singular canto y característica coloración negra con manchas amarillas, las cuales le permite camuflarse entre las rocas. Lo mismo ocurre con la Iguana de Cobre, nombre impuesto por su fuerte color verde semejante al óxido de cobre que presenta el macho, mientras que la hembra es amarronada.

El mayor cazador de las sierras es sin dudas el puma, además de un animal realmente hermoso y muy difícil de observar, de hábitos nocturnos, que se refugia en cuevas y oquedades, y que suele asechar a las escasas manadas restantes de guanacos, posibles aún de ver en los senderos de las Sierras Grandes. Desde las alturas reina el Águila Mora o Escudada, la de mayor envergadura entre la múltiple variedad de aves que anidan en esta región. Y en los rincones rocosos gobierna la Yarará Grande (Bothrops alternatus), la única que representa un riesgo letal para las personas, dentro de otras 15 especies de serpientes u ofidios existentes en nuestras sierras.

Para finalizar, permíteme recomendarte como siempre que organices tu viaje reservando con anticipación el lugar de tu preferencia, desde nuestro índice de cabañas en Sierra de la Ventana, para que te comuniques directamente con los dueños y te evites así abonar costos adicionales por reservas online. De este modo además, estarás ayudando a que podamos seguir desarrollando esta tarea de relevamiento y difusión del patrimonio natural y cultural de nuestra región.

Fotos de la Flora y la Fauna

Guanacos en Sierra de la Ventana

Video de las Retamas en el Abra de la Ventana