Las Sierras de la Ventana atesoran, producto de milenios de efectos erosivos, innumerables geoformaciones que constituyen una manifestación de la naturaleza dinámica de la tierra.

Hablar de la naturaleza de nuestras sierras, es comúnmente asociado a hablar de la flora y la fauna, pero también existen asombrosas formas en los distintos ambientes que la comprenden.

Un ejemplo claro de ellas (las geoformaciones) y de su relevancia, está representado por el principal atractivo, y que da nombre a toda la región: la ventana (el hueco). La Ventana de 9 metros de alto, 5 metros de ancho y 12 metros de profundidad, es una geoformación natural, la cual constituía antiguamente una cueva, que sufrió un desmoronamiento en su parte posterior, determinando el popular «Hueco» actual.

Pero esta “ventana” no es la única en los 180 kilómetros de extensión serrana del Sistema de Ventania. Existen muchas otras más, de diversas medidas y a diversas altitudes, las cuales, junto a cientos de otras formas de piedra, como por ejemplo la Cabeza del Indio en el camino a la Fuente del Bautismo o la Cabeza del León en el sendero a la Garganta del Diablo (y tantas más), dan testimonio de la cantidad de morfologías naturalmente artísticas labradas por el agua y el viento.

Estos efectos erosivos causan, además, múltiples rupturas en las rocas, las cuales se las conoce como rocas deformadas y son aquellas que han cambiado su volumen y/o forma original al haber estado sometidas a la acción de una fuerza sobre su superficie.

También, la compresión horizontal que actuó sobre los estratos sedimentarios de disposición horizontal, produjeron encorvamientos parecidos a ondas llamados pliegues, los cuales de manera absolutamente destacada son visibles en múltiples paredones de las Sierras de la Ventana. Este rasgo singular y único de nuestras sierras, ofrece verdaderas aulas a cielo abierto, donde los educandos pueden apreciar la evolución o transformación natural de la roca.

geoformas en sierra de la ventana

Estos encorvamientos, fueron la matriz inicial de la creación de las innumerables cuevas que se atesoran aquí, ya que al crearse con ellas una estructura tipo techo de forma ojival, y posteriormente erosionarse o desprenderse la parte inferior interior, se terminaron formando estos recintos donde el hombre primitivo buscó refugio y expresó arte rupestre en sus paredes.

Existen así entonces cientos de geoformas, como “El Centinela” en el Cerro Vacacuá, Los “Ojos del Naposta”, el “Sillón” en el Cerro Tres Picos, el “Balcón” en el Cerro Ventana, la “acequia” en la Reserva Sierras Grandes, “el cubo” en la quebrada San Diego, y hasta la mismísima “Garganta del Diablo” en el Parque Tornquist, entre tantas otras más, la cuales podes ver sus fotos y descubrir sus características, recorriendo sierrasdelaventana.com.ar o el índice de geoformas.

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Sergio Marto

Sergio Marto
Director del Portal de Turismo y Cultura
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